Los viajes siempre significan el comienzo de algo nuevo...





martes, 28 de septiembre de 2010

acepción número n:


Una de las grandes enseñanzas que mi padre ha conseguido transmitirme es la acepción número n de la palabra "tren".


En el número dos de mi diccionario "Vox" de bolsillo (el mismo que utilizaba cuando estaba en el cole) dice que un tren es "un conjunto de vagones tirados por una locomotora".


Sin embargo, la número n, que mi padre tuvo la amabilidad de compartir conmigo, compara nuestras vidas con trenes.


En cualquier tren hay viajeros que montan con billetes con asientos numerados; viajeros con billete sin asiento fijo, que se conforman con cualquier hueco que quede en el vagón; otros se suben sin billete; también los hay que viajan de pie, junto a la ventana o buscando la zona de fumadores.


Finalmente, algunos viajeros también bajan en las distintas paradas. Incluso hay algunos que bajan cuando el tren está en marcha o, en el peor de los casos, expulsados por el revisor.


Así pues, mi vida es un tren de vagones de colores.


Hay gente que llega y es recibida con los brazos abiertos y una sonrisa. Hay gente que baja tranquilamente tras haber disfrutado de un plácido viaje o tras darse cuenta de que su asiento no es demasiado cómodo. Por último, hay gente a la que, siempre amablemente, hay que dar una patada en el culo oara que salte en marcha.


Cada uno elige su opción... mi tren continúa su camino.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

doce de Agosto


Llevo cuatro semanas y cuatro días en Edimbra.


Llegué un once de Julio y el doce de Agosto me parecía lejano.


Llegué un once de Julio y me enamoré de la ciudad de la que sigo enamorada un mes más tarde.


Llegué buscando lluvia, gente y nuevos lugares.


Ahora tengo charcos infinitos, amigos y aventuras.


Llegué un once de Julio y once días más tarde empecé a pensar que se me escapaba el tiempo.


Ahora la ciudad bulle con la emoción del festival, aunque antes del seis de Agosto ya era algo emocionante.


Llegué un domingo de Julio y hasta una semana más tarde no me di cuenta de que, justo al final de la Royal Mile, estaba el Mar. Y fui a buscarlo.


Llegué hace cuatro semanas y cuatro días con una maleta llena de ilusiones; ahora va estando llena de grandes experiencias.


Llevo cuatro semanas y cuatro días enamorada de la capital de Escocia.









Edinburgh, 12/08/10