Una de las grandes enseñanzas que mi padre ha conseguido transmitirme es la acepción número n de la palabra "tren".
En el número dos de mi diccionario "Vox" de bolsillo (el mismo que utilizaba cuando estaba en el cole) dice que un tren es "un conjunto de vagones tirados por una locomotora".
Sin embargo, la número n, que mi padre tuvo la amabilidad de compartir conmigo, compara nuestras vidas con trenes.
En cualquier tren hay viajeros que montan con billetes con asientos numerados; viajeros con billete sin asiento fijo, que se conforman con cualquier hueco que quede en el vagón; otros se suben sin billete; también los hay que viajan de pie, junto a la ventana o buscando la zona de fumadores.
Finalmente, algunos viajeros también bajan en las distintas paradas. Incluso hay algunos que bajan cuando el tren está en marcha o, en el peor de los casos, expulsados por el revisor.
Así pues, mi vida es un tren de vagones de colores.
Hay gente que llega y es recibida con los brazos abiertos y una sonrisa. Hay gente que baja tranquilamente tras haber disfrutado de un plácido viaje o tras darse cuenta de que su asiento no es demasiado cómodo. Por último, hay gente a la que, siempre amablemente, hay que dar una patada en el culo oara que salte en marcha.
Cada uno elige su opción... mi tren continúa su camino.
Cojonuda entrada! Se está bien en el vagón de fumadores! Buen viaje!!
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